domingo, 10 de agosto de 2008

Evolución histórica en España del BDSM



En España, la evolución del BDSM como elemento globalizador sigue un camino paralelo al europeo, pero con notables diferencias en algunos aspectos. En la difusión de sus conceptos en España tuvieron especial importancia una serie de activistas vinculados a determinados foros de Internet, precursores de la extensión del BDSM en el país.
Se puede citar entre ellos al grupo en torno al foro morbo (con importante participación de activistas hispanoamericanos) en su primera época, y los canales del irc-Hispano mazmorra y sumisas en sus inicios, todos ellos durante los años 90 al 97. Pronto se generarían polos diferenciados, uno basado en dos locales comerciales sitos en Barcelona, que fomentó lo que se podría llamar sensibilidad catalana respecto del BDSM, de clara orientación anglosajona e inmerso en un cierto formalismo, con tendencia a rebajar la importancia de la actividad sexual frente a la formal, y otro en Madrid , en torno a las fiestas y encuentros que organizaban una pareja de activistas (Antonio G. y Beatriz M.), de connotaciones más mediterráneas, tolerante por igual con las vanguardias y la periferia del movimiento, y con una marcada atención a lo sexual. Los aspectos diferenciadores respecto a la evolución española del BDSM, podríamos enumerarlos en el siguiente orden: <<

1. En el ambiente hispano, no existían modelos de asociacionismo homo-S/M tan adelantados y militantes como sus homólogos europeos. Cuando la Old Guard europea creaba las bases teóricas de su visión del BDSM, los gays españoles (tanto si eran practicantes de S/M como si no) luchaban simplemente por sus derechos mínimos.

2. Como consecuencia de lo anterior, el impulso al concepto moderno del BDSM no nace en España en el seno de la cultura homosexual, sino que surge del movimiento heterosexual con prácticas no convencionales, es decir, de la cultura hetero del D/S, fetichismo, bondage, etc.

3. No se promueve un movimiento asociacionista en España similar al de otros países europeos. La causa, probablemente, es que los activistas del BDSM hispano no tenían el ejemplo de las asociaciones homo en su país, que sí compartían Inglaterra, Alemania, USA y Francia. En realidad, hoy en día sigue sin existir ninguna asociación nacional o regional de BDSM en España, siendo solo mencionable la existencia de dos pequeños grupos en la capital y en la ciudad condal, respectivamente, de ámbito exclusivamente local.

4. El movimiento BDSM se va constituyendo a través de los canales de chats en Internet, que van jalonando los hitos de su evolución intelectual, y en los que participan miles de personas de ambos sexos: bdsm, sumisión_tu_inicio, mazmorra, morbo, sumisas, etc.

5. La falta de asociaciones de carácter democrático que integrasen a los activistas más reconocidos de la escena nacional y proporcionasen informaciones solventes y medios de intercomunicación, promociona el crecimiento descontrolado y en ocasiones anómalo de alternativas sociales en forma de foros personales en Internet, a menudo carentes de un mínimo nivel formativo. Estos foros siguieron casi siempre una parecida dinámica: nacimiento-auge-personalismos-agostamiento-caída-desaparición

6. Esta virtualidad en el origen del movimiento español, hace que desde sus inicios los activistas sean generalmente conocidos por su pseudónimo o nick usado en Internet, sin que la escena española registre activistas con nombre y apellido, al uso de otros países. De este modo, la evolución intelectual del BDSM español no va ligada a nombres propios, sino a nicks como Pantaleón, Surfer, Daryus, SirGod, Stavira, IKARA, ussul, y muchos otros que comenzaron a finales de los 80 y principio de los 90 a participar activamente en la definición de lo que hoy llamamos el BDSM español.

7. La cultura española, como todas las de índole mediterráneo, era bastante más permisiva en lo sexual que la anglosajona. Las teorías de Krafft-Ebing sobre la supuesta patología de determinadas practicas sexuales, entre ellas las incluidas en el BDSM, no contaron en España con el seguimiento de otros países, ni siquiera en la medicina legal. Y a partir de 1985, con la publicación en EE.UU. de estudios científicos que valoraban las prácticas BDSM como alternativas sexuales no patológicas, la permisividad se transforma en un cierto reconocimiento social. El desarrollo del BDSM español, diferenciado del resto del mundo occidental, hace que su vida virtual (entendida como ejercicio de actividades exclusivamente vía Internet) sea muy superior en grado y porcentaje a la de otros países occidentales, mientras que la repercusión de la comunidad sobre los medios de comunicación, sea muy inferior al resto; que no exista una rica y variada vida cultural e intelectual en el seno del BDSM español y, finalmente, que coexistan altos grados de actividad y conocimiento, con la difusión de nebulosas teorías, a menudo forjadas desde la incorrecta traducción de la terminología anglosajona. Un caso paradigmático de esto último fue el de cierto foro, ya desaparecido, en el que se mezclaban postulados inasumidos del BDSM con singulares teorías sobre el cristianismo, así como –más actual– un foro que ahora mismo sostiene en su doctrinario, como pilar fundamental del BDSM, el concepto de sane a aplicar a las prácticas, traduciéndolo erróneamente del concepto SSC como 100×100 sano en sus aspectos clínicos y físicos, en contra de la práctica y la evolución intelectual del BDSM mundial. Este mismo foro administra la teoría, extraña en estos ambientes y ampliamente refutada por la moderna medicina, según la cual toda actividad BDSM que no se ejercite exclusivamente como solo juego, encierra un sustrato patológico.

No ha habido grandes debates intelectuales por posturas enfrentadas en el seno del BDSM hispano. Los enfrentamientos solían sucederse más bien, como en los dos casos anteriormente citados, entre grupos pequeños de nueva adscripción, por una parte, y los activistas ya conocidos, de otra. Fueron objeto de tales debates cuestiones como la edad mínima apta para la información sobre el BDSM (lo que se dio en llamar la guerra de menores ), la confluencia con el mundo vainilla, la disputa sobre si el BDSM solo era posible (en su sentido de políticamente correcto) considerándolo únicamente como juego, etc. Algunas de estas discrepancias, como esta última, siguen vigentes en partes marginales y periféricas de la escena española, aunque ya hace años desaparecieran de la europea. La razón para la pervivencia de estos debates habría que buscarla, quizás, en la falta de un movimiento asociacionista democrático y en la conseguiente proliferación, al faltar aquél, de entornos con baja preparación, escasas posibilidades de participación y estructuras totalitarias, poco tolerantes con sensibilidades distintas a las del propio grupo o de la persona que dirija dicho entorno.

Fuente:História del Bdsm

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